El jilguero. Donna Tartt. Lumen

27/06/2014 - 12:00 am

jilguero_int
Si aquella mañana no hubiera llovido, si Theodore y su madre hubieran llevado paraguas, si, si, si… quizá no hubieran buscado refugio de una tormenta en el museo Metropolitan de Nueva York. Allí estaban, cuando de pronto estalló una bomba y Theodore se encontró de repente solo y rodeado de un montón de escombros. Buscando la salida, el chico, que acaba de cumplir 13 años, se topa con un visitante que estaba contemplando la misma exposición acompañado de una chiquilla hermosa. El hombre muere delante de Theodore, pero antes le entrega un anillo, pidiendo que lo devuelva a un tal Hobie, dueño de una tienda de antigüedades. Theo abandona el museo, llevando consigo el anillo y algo más: una pequeña tabla del siglo XVIII del pintor Carel Fabritius, titulada “El jilguero”. Pronto descubre que su madre ha muerto en el atentado y que nadie de su familia está dispuesto a hacerse cargo de él.

Theo finalmente marcha a Las Vegas con su padre, llevando con él la pintura del jilguero, sin que nadie lo sepa, pero las cosas empeoran cuando el padre descubre que no puede rescatar el dinero de la pensión. Agobiado por las deudas, el hombre se suicida. Ya no hay nada que retenga a Theo en Las Vegas. Es cuando Theo llega a Nueva york y busca refugio en casa de Hobie, que lo acoge y lo cuida. Pasan ocho años, y vemos al joven Theo llevando el negocio de antigüedades de Hobie.

Un día llega un cliente de nombre Lucius quien le pidió la tabla del jilguero. ¿Cómo sabe Lucius del jilguero? Aquí se desencadena una trama que nos coloca en el territorio del thriller, pero sabiendo que su vida durante un tiempo ha estado ligada a la historia de una obra de arte, que desde sus 400 años de antigüedad aún puede cambiar la vida de un hombre del siglo XXI.

.............................................................................................................................................................................................

Donna Tartt

donna_tarttNació en Greenwood, Mississippi, en 1963. Empezó a escribir poemas y a ganar certámenes líricos a los 13 años. Como estudiante en la Universidad de Mississippi, su estilo literario llamó la atención del escritor y editor Willie Morris, que recomendó a la escritora Barry Hanna que la acogiera en su residencia-taller para escritores. Luego ingresó en la universidad de artes liberales Bennington College de Vermont, donde trabaría amistad con otros futuros escritores como Bret Easton Ellis, Jonathan Lethem y Jill Eisenstadt.

En 1992 se dio a conocer mundialmente con El secreto (Plaza & Janés), una primera novela que, tras ser traducida a 24 idiomas, la situó en los primeros sitios de los clásicos contemporáneos. Tras ese éxito transcurrieron 11 años de silencio que hicieron que algunos críticos insinuaran que Tartt había abandonado la literatura. Pero en 2003, la escritora sureña volvió a deslumbrar a los lectores con Un juego de niños (Lumen). Tras el éxito de este segundo libro volvió a caer en el silencio por 11 años más, tras los cuales reaparece ahora con El jilguero, una novela que la crítica estadounidense ha aplaudido con fervor.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas